martes, 20 de septiembre de 2011

5.

Deduzco que más de la mitad de los malos ratos que he pasado no han servido para nada. Creo que nunca se ha esforzado en entenderme más allá de lo que era necesario. Más allá de la superficie, más allá de lo que yo he mostrado. Y ahora se supone que me tiene que parecer hasta bien ver todo esto con su nuevo vicio. Que no me duela. Que no me muera de dolor. No me importa que piense que soy una victimista, una egoísta o una caprichosa; pero me importa lo que veo. Si quien más te ha querido te trata como a un juguete, ¿qué tengo que esperar ahora del resto del mundo?. Si aún tengo sus besos grabados en mi espalda, o su olor en mi nuca. Le cambiaría el lugar sin dudarlo, para así no sentir. Ni sentirlo. Para que como a mi tampoco me duela. Ni los recuerdos me atormenten, ni le eche tanto de menos que caiga en el pozo una y otra vez. Sin parar. Sin dejar de sentir.

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