domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Por qué no dejo de sentir que todavía formas parte de mi piel?


¿Por qué aún sientes dentro de tu pecho todos los latidos de mi cuerpo?
¿Por qué no dejo de sentir que todavía formas parte de mi piel?
¿Por qué decides que te quieres volver loca cuando yo me he vuelto cuerdo?
¿Por qué intentamos avanzar mirando de reojo lo que pudo ser?
¿Por qué las cosas que arreglamos al besarnos las rompemos con palabras?
¿Por qué si yo te digo "adiós"... el corazón me dice "inténtalo otra vez"?
¿Por qué parece que sólo nos entendemos con las luces apagadas?
¿Quién diablos sabe calcular bien la distancia que debemos mantener?
El corazón... es un alumno limitado que nunca aprende.
El corazón... siempre la misma asignatura para septiembre.
¿Por qué es tan raro que el amor siempre resiste mucho más de lo que dura?
¿Por qué hay cuestiones en mi piel que sólo puede respondérmelas tu piel?
¿Por qué si vuelves a mandar algun mensaje aún se me rompen las costuras?
¿Por qué hacemos cosas que juramos que no llegaríamos hacer?
¿Por qué si aún sientes lo de antes tus ojos me dicen "ya no me haces falta…"?
¿Por qué si siento lo de siempre no me atrevo a decirte "quédate"?
¿Por qué será que la felicidad ya nunca nos devuelve la llamada?
Creo que llamaré a esta canción "las cosas que no pude responder".
El corazón... que sale a caminar con los cordones desatados.
El corazón serán los restos de un tal vez que no ha cicatrizado.
El corazón parece ser que está empeñado en que lleguemos tarde…
El corazón… que ya está acostumbrado a caminar sobre un alambre...


jueves, 3 de noviembre de 2011

Nuestros pequeños sueños, y nuestras pesadillas.

Estoy por aquí igual de perdida, sin querer encontrarme demasiado. Buscando tal vez conclusiones de algo que ni las tiene, intentando no volver a meter el pie en este charco de desastres. Me han visto colgada del cuello de cualquier lunes, arrastrada por palabras que nunca quedaron escritas, buscando los silencios en esta selva repleta de mentiras e ilusiones. Me pido tranquilidad a mi misma, no sin antes haber sufrido de sus guillotinas sin caricias, fuegos que parecían juegos; juegos que eran lo que parecían. Quererme y cuidarme es lo que aparece escrito en los créditos iniciales de este capítulo, porque a pesar de ser sus dedos los que hacen temblar mi piel como los de nadie más, de nada me sirve si antes o después me quedo tiritando de nuevo. Tengo más deudas con su cuello de las que jamás nadie tendrá con la piel, pero tengo que recuperar las piezas de la mía para dejar a un lado las pesadillas. He desgastado mi voz en sueños rotos, me he drogado con promesas que escuecen, he esperado lo inesperable y aunque sigo creyendo en las utopías... es mi momento para cuidarme. Por mucho que me despeine el viento, me asalte su nombre o me arrastre el mar de recuerdos, siempre hay alguien ahí capaz de escuchar mis miles de reflexiones, paranoias (#controlatusparanoias) o rayadas sobre la vida. Porque ni todas las canciones de amor son tan bonitas, ni todas las películas tristes tienen un trágico final. Podríamos decir, por decir algo, que te debo un baile y no una explicación.