domingo, 26 de abril de 2015

Capítulo XIX.

he visto más atardeceres en sus ojos
que aquel que dio la vuelta al mundo en busca de un milagro,
la he visto bailar en un precipicio
anclándose a la yema de mis dedos
como si el resto del mundo no importara nada
y no hubiera más que una verdad
retando a un vulgar poema

prefiero que me cuente amaneceres que verlos con mis ojos
porque cualquier cosa que salga de su boca
es la melodía que cualquier músico quisiera componer,
y no quiero que haya más que gemidos
entre la clave de su cuerpo y el mío

me he pasado la noche soñándote,
dibujando la misma curva que perfila tus caderas
pensando en los caminos que me llevan a su boca,
y su boca,
que me lleva a un orgasmo de locura

te llevo conmigo allá donde me llevas,
quisiera encontrarte allá donde me esperas
pensarte es otra forma de tenerte,
y es que eres el viaje que acorta las distancias,
eres la fiesta que repite mi cabeza,
no hay mayor recompensa que poder perderme
entre las huellas que dibujo 
cada noche entre tus piernas

no soy la primera en descubrir el vaivén de tus maneras
pero te prometo que soy la única que te piensa
como quien tiene entre las manos la octava maravilla
porque si tú me dejas
la poesía se quedará muda
y te aplaudirá mientras se aleja