lunes, 30 de enero de 2012

No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas... Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.


Pero además la he visto seria, ser ella misma, y en serio que eso no se puede escribir en un poema. Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas, y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse.

Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...

Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas. No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece, luego te abrace y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

Así que supondrás que yo soy el primero que entiende, que pierdas la cabeza por sus piernas y el sentido por sus palabras, y los huevos por un mínimo roce de mejilla.

Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte, son algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que yo también la veo.

Que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro, y formato gemido y en formato secreto.

Que me sé sus cicatrices, y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas, y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra. Que yo también he memorizado su número de teléfono, pero también el numero de sus escalones, y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.

Que no sólo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada, porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella, rendida a ese puto milagro que supone que exista. Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

Que lo de "Mira sí, un polvo es un polvo", y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas y sólo los sueños pueden posarse sobre las cuatro letras de su nombre.

Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. 
Sobre la misma.

Que razones tenemos todos. Pero yo, muchas más que vosotros.

sábado, 14 de enero de 2012

Incendios de nieve y calor.

Aquella tarde de Agosto mientras contabas mis lunares empecé a pensar de nuevo en la magia. Lo que pasó días después, placer fingido con el pasado entre sábanas tramposas, subrayó tu imagen mientras te aparecías en mi cabeza. Prendiste la llama de la explosión y yo quería arder contigo. Esperaste lo inesperado y a pesar de mis inconvenientes, mis pegas, mis esperas, mis incoherencias, jamás me echaste en cara todo lo que podrías haberme echado. Mis cambios de opinión intentando aferrarme a algo inexistente, tus párpados de invierno que nunca dejaron de mirarme. Sólo con tu sonrisa, mirada o jadeo has conseguido desenterrar mi presente, el cual estaba años luz de mi cuerpo. Y ahora brillas, brillo y brillamos. Cogiendo impulso entre las sábanas me dices que me quieres y yo... ya sabes lo que hago yo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Once.

Las cosas más bonitas aparecen cuando menos las esperas y hay que ser lo suficientemente inteligente como para saber conservarlas. Hace 3 meses sonaba una canción que decía "Y en el fondo todo lo que quiero es verte amanecer..." mientras se colaban los primeros rayos de luz por la ventana. Tú la tarareabas y yo no podía pensar en ninguna otra cosa que en ese momento. 

3 meses después tú la sigues tarareando y yo, que ya me la he aprendido, te la canto bajito bajito al oído.

2012

domingo, 8 de enero de 2012

But sometimes it hurts instead.

I heard that you're settled down, that you found a girl and you're married now, I heard that your dreams came true, guess she gave you things I didn't give to you.