viernes, 30 de septiembre de 2011

2

Mátame, mátame mucho. En días rojos, pasados y nuevos días verdes. Estrella de la muerte, cibernética, eterna estrella plateada. Y mañana amanecer sin fin; no me digas que sí hasta antes de despertar. Y no dejes que jamás se junten los trozos del cristal, ni el bien ni el mal. Me cuidaré de todo, pero me dejaré volar. Cuidaré del viento, no lo entiendes, pero te lo explicaré. Mándame palabras para hacerme tiritar. Estrella de la vida. Porque hoy, tu risa fue espectáculo.

martes, 20 de septiembre de 2011

5.

Deduzco que más de la mitad de los malos ratos que he pasado no han servido para nada. Creo que nunca se ha esforzado en entenderme más allá de lo que era necesario. Más allá de la superficie, más allá de lo que yo he mostrado. Y ahora se supone que me tiene que parecer hasta bien ver todo esto con su nuevo vicio. Que no me duela. Que no me muera de dolor. No me importa que piense que soy una victimista, una egoísta o una caprichosa; pero me importa lo que veo. Si quien más te ha querido te trata como a un juguete, ¿qué tengo que esperar ahora del resto del mundo?. Si aún tengo sus besos grabados en mi espalda, o su olor en mi nuca. Le cambiaría el lugar sin dudarlo, para así no sentir. Ni sentirlo. Para que como a mi tampoco me duela. Ni los recuerdos me atormenten, ni le eche tanto de menos que caiga en el pozo una y otra vez. Sin parar. Sin dejar de sentir.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Did

Supongo que la clave está en que una persona esté bien consigo misma para que pueda estar realmente bien con los demás.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Again.

Para mi los domingos son muy especiales. Me traen muchos recuerdos de cuando navegábamos por las calles sin rumbo fijo o cuando un beso era el fina feliz. Esta fachada me está durando más de lo que pensaba, pero supongo que en días como hoy no me puedo sorprender el echar de menos. De mostrar un poco de debilidad a mi misma. Pero tengo que poner límites. Límites para no olvidar que sus besos estaban manchados con el aroma de otra persona; que a mi hacía tiempo que no me quería como tantas veces me ha dicho y que ahora, ya lo tengo grabado a fuego. Independientemente de lo que piense o no, de que me lo crea o no. Límites para no olvidar que he sido un parking de entrada libre durante mucho tiempo, y que lamentablemente, sería capaz de serlo durante mucho más. No sé muy bien en qué punto se cruza el querer con la estupidez pero yo lo he cruzado muchas veces, y en fin, volvería a cruzarlo muchas más. No sé a quien pretendo engañar, pero si, mordería el polvo infinidad de veces con tal de... Al menos he dejado de dirigirme con un "tú" cuando escribo. Y ese tú... conmigo nada es fácil, ya debes saber.

lunes, 12 de septiembre de 2011

4.

Era suave y lisa,
morena y plagada de constelaciones.
Lunares.
Era fácil y sencilla,
caliente,
y cuando estaba fría
mis manos le daban calor.
Era delicada como el pincel en el lienzo,
como la brisa del mar.
Era perfecta, al menos para mi,
era lo que mis labios
querían encontrar cada mañana.
Era su piel.
Su piel.

Era inmejorable, insuperable,
increíble y lo mejor
que me ha pasado nunca.
Era real, verdadero,
auténtico, cierto.
Era motivo de sonrisa,
motivo de felicidad.
Para mi, lo era. Y lo es.
¿El qué?
Nuestro para siempre.
Supongo que era la ingenua idea
de que era mi piel
la que prefería.
Era la absurda idea de que
era yo con quien quería compartir
su vida.

3.

Perdida en cualquier parte. Entre números y recuerdos. Entre verdades y mentiras. He vuelto a sitios prohibidos para encontrarme, a rincones alejados para no buscar. Me he intentado zambullir en piscinas de sensaciones para anestesiarme y no sentir, y lo he hecho. Aunque el resultado se aleje mucho de "no sentir" nada. He escapado, caído, arriesgado, hundido y levantado. Volado y estrellado. Y no hay día que no haya pasado pensando en nuestra historia. No tengo que obligarme a pensar en las cosas malas, sino que aparecen. Al igual que las buenas. Pero aparece su rastro, símbolo de todas las veces que se ha ido. Su ira contra mi. Sus palabras hirientes. Sus miradas de desprecio. Su "ser incapaz de tocarme". De acariciarme. Como si estuviera plagada de espinas. Tengo momentos de Agosto clavados y de alguna manera, felices (si la felicidad pudiera medirse en horas). Momentos los cuales realmente pienso que quedarán grabados. Sonrisas y sobre todo sensaciones. Escalofríos. Besos. Bobadas e idioteces. Sorpresas y "cosas por hacer" al fin hechas. Su mirada sonriéndome grabada en la mente junto con el resto de millones que tengo guardadas. Pero también frío. De nuevo, si ella es una persona nueva, no le importa echar la vista atrás.

domingo, 4 de septiembre de 2011

A veces es como un muro, me rodea y no puedo casi ni respirar. No lo sabe, ni siquiera sabe de qué manera pienso, ni siquiera sabe lo que es para mi. Si lo supiera lo único que conseguiría es mostrar mis debilidades y es algo que ya no voy a hacer. No me sirve de nada que hayamos medido el tiempo en latidos si no era lo mismo para las dos partes. Si mientras echaba de menos a alguien, yo sólo me rompía la cabeza pensando con qué sorprender. Si mientras follaba yo recordaba cómo lo hacíamos. En fin, aquí nada ha sido igual; no es coherente intentar ayudarme respecto a mi sentimiento de culpabilidad si cada vez que se desvanece en el espacio y tiempo logra que me vuelva a sentir culpable con sus palabras. De nada sirve si todo queda en el puto aire, si decora sus palabras con dardos envenenados. Conoce mi fragilidad y juega con ella, sin miedo a que me rompa. Mientras es una persona nueva, no le importa echar la vista atrás. Y ojalá todo esto que pienso fuese algo permanente y no dentro de cinco minutos, cuando lo relea, me duela tanto el alma que escueza hasta echar de menos.

sábado, 3 de septiembre de 2011

1.

Aquello era vida. Yo solía sonreír y los pequeños placeres de la vida eran imprescindibles para mi. Después, ella se lo llevó, tuvo tiempo para pisarlo, deshacerse de ello, y ahora ni siquiera sabe que aún lo guarda. ¿De qué me sirve respirar si no puedo vivir? Resurge la incapacidad de empezar nada, ni siquiera mi vida. He perdido mi sonrisa de medio lado, y a quien me la saca, no sé darle todo lo que se merece. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? ¿Alegrarme de que sea tan feliz y todo le vaya bien? Pues no lo hago. Y ya no sé ni siquiera si me siento mala persona. Cuando alguien chupa sangre sin límite, es lo que pasa.