El aforismo, tal como lo practica Carlos Edmundo de Ory, tiende a subrayar una verdad profunda a medias borrada, o crear un sentimiento, una emoción olvidados. Los Aerolitos de Ory se diferencian de otras literaturas breves en que precisamente no son literatura, sino ramificaciones nerviosas de un núcleo vitalísimo que nos recuerda en todo momento que estamos vivos.
La risa es el sexo del alma.
La poesía es un secreto de adultos.
Los recuerdos son la salud de la enfermedad de vivir.
El amor es el laboratorio del poeta.
No me acuerdo de haber nacido.
Pienso con las yemas de los dedos.
Yo veo molinos de viento en los gigantes.
Los pájaros son pensamientos perfectos.
Ser un minusválido metafísico.
Cada vez somos menos los hombres que no somos nada.
El silencio es políglota.
La muerte no se acaba nunca.
El fuego es bello, luego el infierno es bellísimo.
El deseo es coger las estrellas por los pelos.
A veces me aterciopelo.
Mis máximas son mínimas.
Y juntando todos esos aerolitos, que parecen inconexos, al final te puede quedar un gran poema que en cada verso, golpea la conciencia y te hace reflexionar.
ResponderEliminarSalud.
Yo no lo habría dicho mejor :)
EliminarMe gustan los aforismos, que en pocas palabras dicen mucho, y que leerlos sólo tardás pocos segundos, pero quedan mucho tiempo dando vueltas en nuestras cabezas.
ResponderEliminarNos hacen pensar, y eso siempre es bueno :)
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