martes, 19 de noviembre de 2013

Capítulo III. (encontrándole los orgasmos)

no es un secreto eso de que
cuando te enamoras,
matarías por un mínimo roce
de su mano en(tre) tus piernas,
y el latido del corazón se mide
por lo cerca que esté su boca
de la tuya;
o su mano
del primer botón de tus pantalones

no es un secreto que el mero hecho
de recordar tus dedos en su boca
te haga morderte el labio inferior,
ese que suele
recorrer el final su espalda
buscándole los gemidos;
ese que suele
empaparse tras sus bragas
encontrándole los orgasmos

tampoco son secretos las ganas,
el deseo,
o las ansias de clavarle palabras
que reclamen sus uñas en tu espalda,
sus dientes en tu cuello
y quizá su lengua
lamiendo con vicio
cada una de las 10 palabras
que ahora se escurren
por toda tu boca.

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