Hicieron el amor de esa forma en la que querer duele. Cada caricia predecía un nudo en la garganta y el anticipo de cada movimiento reflejaba el atisbo de todo eso que en algún momento buscamos. Así era la felicidad cuando es tan plena que desgarra -se dijo a si misma. Se habría sacado el corazón del pecho para ofrecérselo si hubiera podido. Empezó a pensar si quien ahora le mordía la rodilla derecha sentía también aquella plenitud. Y ante el miedo a que no fuera así, apoyó la cabeza en la almohada, cerró los ojos con fuerza y al respirar... dejó de esperar cosas del amor.
Impresionante... creo que muchas nos hemos sentido de esa forma en alguna ocasion...
ResponderEliminarA veces es lo sensato.
ResponderEliminarEl texto es genial!
Un saludo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarY, después de eso, ¿qué más se puede esperar? ;) Un saludo
ResponderEliminarMenudo chiste mal contado es a veces el amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dejó de esperar porque de buscarlo, ya lo había encontrado todo.
ResponderEliminarUn besito