viernes, 23 de diciembre de 2011

Mis gritos envasados al vacío reventaron al fin.

¿Quién le pone nombre a las cosas? ¿A los sentimientos? ¿Quién decide lo que está bien y lo que está mal? Lo suyo es la risa contenida, lo mío es lo contrario. Tengo tanto paraíso a cuestas como infierno. Tuvimos noches de incendio que fueron las más felices de mi vida; tuvimos noches de incendio que estuvimos a punto de arrancarnos la vida. Lo bueno; lo malo. Ya no hablo del destino porque solía llevar su nombre, cada pieza de ajedrez que muevo me devuelve la vida, me une o me mata. En mitad del baile no tengo claro si bailar. No tengo claro si necesito romper las ventanas. Le podré dedicar siempre un "Así que alégrate, lo has conseguido, los días sin ti serían precipicios". Y en un camino lleno de altibajos por fin me encuentro, aunque el mínimo soplo de aire me haga tambalearme, aquí estoy, no tan brillante como solía estar, pero si dispuesta a prepararme para el baile. Tú me dices que soy magia volando sobre los tejados, yo me propongo tararear que "lo bueno va a encontrar su oportunidad"...

4 comentarios:

  1. Lo bueno TIENE QUE encontrar su oportunidad. Sin lo bueno, no tendríamos fuerzas para soportar los pequeños infiernos que llevamos dentro...

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  2. Estoy segura de ello. Lo bueno siempre tiene una oportunidad, incluso más de una, así que tú baila, no dejes de bailar!

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  3. "Ya no hablo del destino porque solía llevar su nombre"
    Muy buena frase, Cris.

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  4. Me encanta. Acabo de encontrar tu blog y la verdad es que pienso quedarme.
    Hagamos poesía.
    Un saludo ^^

    ( http://lightsandshadowskeeponchanging.blogspot.com )

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